En este viaje, como en la vida, uno puede elegir cabalgar solo… o confiar en su manada.
Y es ahí donde reside la verdadera fuerza: en los lazos que tejemos con quienes nos rodean. Como un equipo de jinetes que se comprende sin palabras, donde la confianza vale más que la velocidad y la lealtad pesa más que el brillo de una montura nueva.
Los buenos caballos no galopan por la gloria, sino por el honor de llevar a su jinete allí donde el alma quiere llegar. Y los buenos compañeros no reman por la recompensa, sino por la alegría de compartir el mismo rumbo, la misma lucha.
Como dice un viejo proverbio de jinetes:
"El caballo no pregunta por el camino, confía en su jinete.
Y el jinete no teme el trayecto, confía en su caballo.
Así es también la verdadera amistad."
Así nos mantenemos: como una manada que se sostiene incluso en las tormentas, como un equipo que resiste incluso cuando soplan vientos contrarios. Quizá nuestro navío no sea el más rápido, ni nuestro establo el más lujoso... pero tiene algo que no todos poseen: corazón.
Y si alguna diosa nos acompaña en este viaje, quiero pensar que es Epona, guardiana de los caballos libres y de los caminos sin fin, la que vela por quienes cabalgamos sin rendirnos, buscando siempre un nuevo horizonte.
A todos los que seguís aquí: gracias por ser parte de esta aventura.
A los que llegan nuevos: bienvenidos, os espero en el "C.E. Esperanto", un lugar donde caballos y jinetes forjan lazos que no se rompen con el tiempo.
Nos vemos en la pista... o en el camino.