¿Das tú al caballo su fuerza?
¿Adornas su cuello con onduladas crines?
¿Le enseñas tú a saltar como la langosta, a resoplar fiera y terriblemente?
Piafa en el valle, se alboroza, con brío va al encuentro de las armas, se ríe del miedo, nada lo amedrenta, ni ante la espada retrocede, a su flanco va resonando la aljaba, la lanza refulgente como el dardo, con impaciente estrépito va absorbiendo la tierra, y no se contiene al toque del clarín.